El viernes me levanté y después de bañarme y desayunar me fui a la biblioteca, estuve leyendo hasta pasado el mediodía que la biblioteca cierra una hora para desinfectar todo (cuando entras te echan alcohol en gel en las manos) y reabre a las 16 hs. En ese rato que tenía me fui a comer a una plaza una ensalada que me había llevado y después visité nuevamente el Museo Regional de Guadalajara cuyo recorrido no había concluido.
En el primer piso del Museo encontré una muestra de pinturas de la colonia, todas ellas de gran tamaño (3 x 2 metros la más chica) y con imágenes de santos y santas (no me interesan particularmente las imágenes religiosas y me pareció bastante aburrido, disculpen mi ignorancia!).
En otra sala había una muestra de imágenes de la vida de San Francisco de Asís, cuyo valor artístico tampoco pude apreciar, salvo que me causó mucha gracia una mesa, regalo para algún obispo entongado con la corona española, con sus patas talladas con rostros diabólicos. Me pregunto si es una burla hacia el clero y la Iglesia en general o los rostros diabólicos son sólo una impresión mía y forman parte de la estética de la época.
Recorro más salas con pinturas de obispos, curas y frailes con cara de ambiciosos, sádicos, pedófilos y torturadores. Finalmente encuentro una sala que relata el proceso de colonización del occidente de México, que aparentemente fue muy distinto del de oriente, pero ya es la hora en que abre la biblioteca y tengo más ganas de volver a los “Cuentos de la Revolución Mexicana”, otro día será.
El libro que estaba leyendo es una compilación de diversos autores que hay escrito cuentos con la Revolución Mexicana como tema central, pero desde puntos de vista muy variados y con distintas propuestas estéticas. Cada uno de los relatos es acompañado por una breve reseña de la vida del autor y aprovecho esta información para guiar mi búsqueda de futuras lecturas.
Hay relatos violentos, sanguinarios, heroicos y egoístas.
Trascribo un fragmento de el cuento “Mejor que perros”, escrito por José Mancisidor.
“ - ¿Por qué peleas tu?
- No te lo podría explicar…pero es algo que sube a mi corazón y me ahoga a toda hora. Un intenso deseo de vivir entre hombres cuya vida no sea peor que la vida de los perros.”
Alrededor de las ocho salgo de la biblio rumbo al super. Ir al supermercado es una tortura, me descubro bastante quisquillosa con la comida (antes no era así) y paso media hora descifrando lo que tiene cada paquete para finalmente no comprar más que yogurt y frutas.
En el primer piso del Museo encontré una muestra de pinturas de la colonia, todas ellas de gran tamaño (3 x 2 metros la más chica) y con imágenes de santos y santas (no me interesan particularmente las imágenes religiosas y me pareció bastante aburrido, disculpen mi ignorancia!).
En otra sala había una muestra de imágenes de la vida de San Francisco de Asís, cuyo valor artístico tampoco pude apreciar, salvo que me causó mucha gracia una mesa, regalo para algún obispo entongado con la corona española, con sus patas talladas con rostros diabólicos. Me pregunto si es una burla hacia el clero y la Iglesia en general o los rostros diabólicos son sólo una impresión mía y forman parte de la estética de la época.
Recorro más salas con pinturas de obispos, curas y frailes con cara de ambiciosos, sádicos, pedófilos y torturadores. Finalmente encuentro una sala que relata el proceso de colonización del occidente de México, que aparentemente fue muy distinto del de oriente, pero ya es la hora en que abre la biblioteca y tengo más ganas de volver a los “Cuentos de la Revolución Mexicana”, otro día será.
El libro que estaba leyendo es una compilación de diversos autores que hay escrito cuentos con la Revolución Mexicana como tema central, pero desde puntos de vista muy variados y con distintas propuestas estéticas. Cada uno de los relatos es acompañado por una breve reseña de la vida del autor y aprovecho esta información para guiar mi búsqueda de futuras lecturas.
Hay relatos violentos, sanguinarios, heroicos y egoístas.
Trascribo un fragmento de el cuento “Mejor que perros”, escrito por José Mancisidor.
“ - ¿Por qué peleas tu?
- No te lo podría explicar…pero es algo que sube a mi corazón y me ahoga a toda hora. Un intenso deseo de vivir entre hombres cuya vida no sea peor que la vida de los perros.”
Alrededor de las ocho salgo de la biblio rumbo al super. Ir al supermercado es una tortura, me descubro bastante quisquillosa con la comida (antes no era así) y paso media hora descifrando lo que tiene cada paquete para finalmente no comprar más que yogurt y frutas.
Ah si? Muy bien!!! Abandono el tono festivo y adulador!!!
ResponderEliminarMe parece o te pasaste para el otro lado con lo del ateísmo?
Iba a alabar alguna foto y comentario... pero mejor no, a ver si te la creés!! O peor aún, no te la creés y tampoco me creés!!! Jaja, besos
No, no y no!!! no confundamos. Este gente no tiene nada que ver con Dios y la historia me remito!!
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