Así fue que el jueves salí tempranito de casa (a las 5,30 de la mañana, tenía miedo de llegar tarde y que me dejen!!) al Seven Eleven donde me iba a encontrar con Rosario o Chayito la amiga de Gerardo que iba a trabajar a Colima.
Rosario es bióloga y ahora esta realizando una guía de murciélagos del Nevado de Colima (al lado del Volcán de Colima que esta en actividad, el Nevado es un volcán inactivo o apagado, el tercero más alto de México -4340 mts.), pero ahora tenía que ir a Colima por una consultoría a una empresa canadiense que esta construyendo un gasoducto desde el poblado de Manzanillo en la costa del Pacífico hasta Guadalajara, para lo cual tienen que atravesar un manglar (manglar es un ecosistema de esteros, mucha humedad con alta salinidad y una variedad de flora y fauna impresionante). El tema es que la ley protege el manglar (por su importancia en la preservación de muchas especies protegidas, por la acción de “freno” de los huracanes –el manglar calma los vientos y amaina las aguas, por lo que el huracán llega con mucha menos fuerza a la población más alejada de la costa-, por la cantidad enorme de dióxido de carbono que absorben en relación con su superficie y por su importancia económica – los sectores más pobres de los pueblos vecinos pescan en sus aguas), por lo que la empresa contrató a Rosario para que delimite el manglar y así poder planificar el gasoducto.
Chayio planificó salir el jueves temprano, trabajar toda la mañana y luego ir a la playa la tarde del jueves y el viernes, ya que le habían prestado una casa en Cuyutlan para quedarse con unas amigas que la iban a acompañar. Finalmente sólo fuimos Rosario, Martha (amiga de Chayio) y yo.
Como salimos tan temprano aún era de noche y no disfrutamos de los hermosos paisajes del camino, sino hasta una hora y media después de haber dejado Guadalajara. Durante todo el camino hay mucho verde y nos rodearon algunos cerros a lo lejos, pasamos al lado del Nevado de Colima (donde Chayio esta trabajando en su investigación y haciendo la guía de murciélagos) y por el Volcán de Colima (que es monitoreado permanentemente por ser un volcán en actividad), una laguna muy linda que la carretera dividió en dos (nota aparte, los peajes son carísimos!!!) y donde cada temporada invernal llegan aves migratorias del norte.
En estas regiones encontraron restos fósiles de mamuts (hay un esqueleto casi completo que a mi me impresionó en el Museo Regional de Guadalajara) y dientes de sable (dato para Tom, que ama los dientes de sable). Aquí se unen el clima templado del norte y el tropical de más al sur por lo que se encuentran especies de flora y fauna de ambos climas y forman un ecosistema único (los beneficios de viajar con una bióloga, dos de hecho, ya que Martha también es bióloga). Por ejemplo, en el Nevado, hay murciélagos que vienen desde tan al norte como Cánada o de climas mucho más cálidos como son en Costa Rica y Colombia.
Esa mañana en la ruta extrañe el mate. ¡Uno no puede andar por la ruta sin el acompañamiento de un amargo! En su reemplazo hubo buena compañía y cumbias colombianas y cubanas que animaban el aire cálido que entraba por las ventanillas.
Llegamos a Colima y fuimos a buscar a los topógrafos e ingenieros que nos iban a acompañar en el recorrido. Al principio todo el asunto estaba bastante serio y solemne, nos dieron cascos, lentes y chalecos de seguridad y nos llevaron al Estero Palo Verde (a una media hora de Colima, rumbo a la costa, muy cerquita de Cuyutlan, donde pasaríamos la noche), dentro del estero esta el manglar.
Comenzamos a caminar por el lugar tomando puntos con el GPS (Chayio, obvio, yo sólo sacaba fotos y disfrutaba del paisaje), el calor era terrible (mucho más calor que en Guadalajara), pero estábamos todos con ropa de manga larga y zapados bien cerrados por los mosquitos, víboras y vaya uno a saber que otra cosa pueda haber ahí (no quise preguntar mucho tampoco, preferí no saber, si me dijeron que había cocodrilos, pero ellos no me asustan, mi único problema son las víboras). De hecho los de la empresa no sólo tenía unos tremendos borregos y jeans, sino también unas polainas de cuero hasta la rodilla.
En el manglar vi unas mariposas bellísimas, amarillas, naranjas y negras, halcones (que nos revoloteaban con ganitas a pesar de ser carroñeros). La vegetación es muy tupida y bien cerrada, el topógrafo iba con dos ayudantes con machetes para abrir camino.
El trabajo se extendió mucho más de lo esperado así que como a las tres de la tarde fuimos a Cuyutlan (un pueblo de playa bien chiquito, que en temporada de verano se llena de gente, pero ahora estaba desierto) a comer algo antes de seguir trabajando (hagamos dijo el mosquito).
Paramos en “la tienda” de Camacho, un don muy amable que hizo de todo para que nos sintamos cómodas. Cuando le dijimos donde nos íbamos a quedar (habíamos pasado por la casa y como sus dueños no vienen desde hace 5 meses, en el frente teníamos una selva, pastos de un metro de alto y adentro estaba lleno de bicho muertos y vivos, moscas, mosquitos, cucarachas, largartijas, de todo!) arreglo para que nos fueran a fumigar y a cortar el pasto. Primero nos decía las ingenieras (la mayoría de los que vienen a trabajar en el gasoducto son ingenieros), después de varias correcciones nos empezó a decir las arquitectas, al ver que nuestras aclaraciones no eran escuchadas quedamos como “las arquitectas”. Fue muy gracioso cada vez que pasábamos por la tienda alguien nos saludaba al grito de “Adiós arquitectas” o “A sus órdenes arquitectas”.
Una vez que dimos por concluida la jornada laboral (todavía quedaba trabajo por hacer para el día siguiente), fuimos a darnos una ducha a la casa y descubrimos que no teníamos luz, al momento no era muy grave, pero implicaba que a la noche nos íbamos a morir de calor y nos iban a comer los mosquitos.
En lo que nos estábamos bañando vino un empleado de la empresa del gasoducto, mandado por Camacho, para que nos corte el pasto y nos invitó a cenar.
Caminamos cuatro cuadras al puesto de comida (los mejores burritos hasta ahora, ya me voy amigando con la comida mexicana), justo en frente de la Iglesia donde estaban dando misa con las puertas abiertas y alcanzábamos a escuchar el sermón (Plop!!). Después de la cena por fin fuimos a la playa, era de noche y mucho no se veía, pero el sonido de las olas golpeando la playa se oía fuerte y claro. Casi me largo a llorar, no me había dado cuenta de cuanto extrañaba el mar, se largo a llover, pero todavía era temprano, hacía calor y queríamos ir a buscar tortugas por la playa (acá hay tortugas enormes) así que volvimos a buscar unas linternas, en el camino lo vimos de nuevo a Camacho que al enterarse que no teníamos luz, nos mandó al mejor hotel de la ciudad a que habláramos con el gerente que es amigo suyo para que nos haga un descuento.
Al final así lo hicimos, y decidimos quedarnos en el hotel (la tarifa para la habitación triple era de $ 680, pero nos la cobró $ 500, que en pesos argentinos es más o menos de $180 a $ 135, que era lo que le daban a Chayio para gastos de hotel y ella se ofreció a pagarlo), con pileta e Internet inalámbrico, así que en lugar de ir en busca de tortugas, mudamos nuestras cosas al hotel y nos metimos a la pileta al lado del mar.
A la mañana siguiente Chayio se levantó temprano para ir a terminar la delimitación del manglar, mientras Martha y yo disfrutábamos de la pileta, la playa y limpiábamos un poco la casa que, aunque no nos habíamos quedado ahí, amablemente nos habían prestado.
Los locales decían que el mar estaba tranquilo, pero yo lo veía bastante picado, en general el mar de Cuyutlan esta muy movido y hay buenas olas para surfear, se hace muy profundo rápidamente y las olas tienen mucha fuerza, así que sólo me metí un poquito. Martha me explicaba que en general en todo el Pacífico el mar es mucho más profundo que el Atlántico a la misma distancia de la playa y que esto se debe a que las fallas de las placas tectónicas están muy cerca de la costa en el Pacífico, no lo había pensado pero tiene lógica.
Cuando vuelve Rosario de terminar de delimitar el manglar nos metemos un rato más a la pileta y antes de irnos almorzamos unos camarones en la playa (¡No se si pueda seguir soportando tanto sufrimiento!).
El viaje de vuelta se hizo ameno, nos reímos mucho y llegamos justo a tiempo para ir directo (con la bikini puesta y gusto a sal marina en la piel) a “Cine en el Parque”, la movida organizada por Ciudad para todos, donde vimos “Las trillizas de Belleville”, que me hizo acordar a Vane y Ana. Después de la peli nos fuimos con una banda de gente a la casa de Gerardo a tomar unas cervezas y bailar un rato.
Ahí fue donde lo conocí a Ismael o Maik, que me invitó a escalar el domingo, pero eso se los cuento después.
Notas:
- Hay muchisimisimo dengue por acá y los mosquitos (no sólo el del dengue) están a la orden del día.
- En Colima tienen lo que se llama “calles ecológicas”, en lugar de asfalto tienen como un empedrado que permite que crezca pasto y que el suelo absorba las abundantes precipitaciones en época de lluvia evitando que la ciudad se inunde.
- Café de olla, muy característico de México, es café de filtro con canela y otras especias, es riquísimo, pero hace mucho calor para tomarlo!!La planta de agave, que es con la que se hace el tequila, también se puede comer asada y dicen que es muy rica. Cuando da flor la planta se muere y ese es el momento de cortarla y asarla.
Rosario es bióloga y ahora esta realizando una guía de murciélagos del Nevado de Colima (al lado del Volcán de Colima que esta en actividad, el Nevado es un volcán inactivo o apagado, el tercero más alto de México -4340 mts.), pero ahora tenía que ir a Colima por una consultoría a una empresa canadiense que esta construyendo un gasoducto desde el poblado de Manzanillo en la costa del Pacífico hasta Guadalajara, para lo cual tienen que atravesar un manglar (manglar es un ecosistema de esteros, mucha humedad con alta salinidad y una variedad de flora y fauna impresionante). El tema es que la ley protege el manglar (por su importancia en la preservación de muchas especies protegidas, por la acción de “freno” de los huracanes –el manglar calma los vientos y amaina las aguas, por lo que el huracán llega con mucha menos fuerza a la población más alejada de la costa-, por la cantidad enorme de dióxido de carbono que absorben en relación con su superficie y por su importancia económica – los sectores más pobres de los pueblos vecinos pescan en sus aguas), por lo que la empresa contrató a Rosario para que delimite el manglar y así poder planificar el gasoducto.
Chayio planificó salir el jueves temprano, trabajar toda la mañana y luego ir a la playa la tarde del jueves y el viernes, ya que le habían prestado una casa en Cuyutlan para quedarse con unas amigas que la iban a acompañar. Finalmente sólo fuimos Rosario, Martha (amiga de Chayio) y yo.
Como salimos tan temprano aún era de noche y no disfrutamos de los hermosos paisajes del camino, sino hasta una hora y media después de haber dejado Guadalajara. Durante todo el camino hay mucho verde y nos rodearon algunos cerros a lo lejos, pasamos al lado del Nevado de Colima (donde Chayio esta trabajando en su investigación y haciendo la guía de murciélagos) y por el Volcán de Colima (que es monitoreado permanentemente por ser un volcán en actividad), una laguna muy linda que la carretera dividió en dos (nota aparte, los peajes son carísimos!!!) y donde cada temporada invernal llegan aves migratorias del norte.
En estas regiones encontraron restos fósiles de mamuts (hay un esqueleto casi completo que a mi me impresionó en el Museo Regional de Guadalajara) y dientes de sable (dato para Tom, que ama los dientes de sable). Aquí se unen el clima templado del norte y el tropical de más al sur por lo que se encuentran especies de flora y fauna de ambos climas y forman un ecosistema único (los beneficios de viajar con una bióloga, dos de hecho, ya que Martha también es bióloga). Por ejemplo, en el Nevado, hay murciélagos que vienen desde tan al norte como Cánada o de climas mucho más cálidos como son en Costa Rica y Colombia.
Esa mañana en la ruta extrañe el mate. ¡Uno no puede andar por la ruta sin el acompañamiento de un amargo! En su reemplazo hubo buena compañía y cumbias colombianas y cubanas que animaban el aire cálido que entraba por las ventanillas.
Llegamos a Colima y fuimos a buscar a los topógrafos e ingenieros que nos iban a acompañar en el recorrido. Al principio todo el asunto estaba bastante serio y solemne, nos dieron cascos, lentes y chalecos de seguridad y nos llevaron al Estero Palo Verde (a una media hora de Colima, rumbo a la costa, muy cerquita de Cuyutlan, donde pasaríamos la noche), dentro del estero esta el manglar.
Comenzamos a caminar por el lugar tomando puntos con el GPS (Chayio, obvio, yo sólo sacaba fotos y disfrutaba del paisaje), el calor era terrible (mucho más calor que en Guadalajara), pero estábamos todos con ropa de manga larga y zapados bien cerrados por los mosquitos, víboras y vaya uno a saber que otra cosa pueda haber ahí (no quise preguntar mucho tampoco, preferí no saber, si me dijeron que había cocodrilos, pero ellos no me asustan, mi único problema son las víboras). De hecho los de la empresa no sólo tenía unos tremendos borregos y jeans, sino también unas polainas de cuero hasta la rodilla.
En el manglar vi unas mariposas bellísimas, amarillas, naranjas y negras, halcones (que nos revoloteaban con ganitas a pesar de ser carroñeros). La vegetación es muy tupida y bien cerrada, el topógrafo iba con dos ayudantes con machetes para abrir camino.
El trabajo se extendió mucho más de lo esperado así que como a las tres de la tarde fuimos a Cuyutlan (un pueblo de playa bien chiquito, que en temporada de verano se llena de gente, pero ahora estaba desierto) a comer algo antes de seguir trabajando (hagamos dijo el mosquito).
Paramos en “la tienda” de Camacho, un don muy amable que hizo de todo para que nos sintamos cómodas. Cuando le dijimos donde nos íbamos a quedar (habíamos pasado por la casa y como sus dueños no vienen desde hace 5 meses, en el frente teníamos una selva, pastos de un metro de alto y adentro estaba lleno de bicho muertos y vivos, moscas, mosquitos, cucarachas, largartijas, de todo!) arreglo para que nos fueran a fumigar y a cortar el pasto. Primero nos decía las ingenieras (la mayoría de los que vienen a trabajar en el gasoducto son ingenieros), después de varias correcciones nos empezó a decir las arquitectas, al ver que nuestras aclaraciones no eran escuchadas quedamos como “las arquitectas”. Fue muy gracioso cada vez que pasábamos por la tienda alguien nos saludaba al grito de “Adiós arquitectas” o “A sus órdenes arquitectas”.
Una vez que dimos por concluida la jornada laboral (todavía quedaba trabajo por hacer para el día siguiente), fuimos a darnos una ducha a la casa y descubrimos que no teníamos luz, al momento no era muy grave, pero implicaba que a la noche nos íbamos a morir de calor y nos iban a comer los mosquitos.
En lo que nos estábamos bañando vino un empleado de la empresa del gasoducto, mandado por Camacho, para que nos corte el pasto y nos invitó a cenar.
Caminamos cuatro cuadras al puesto de comida (los mejores burritos hasta ahora, ya me voy amigando con la comida mexicana), justo en frente de la Iglesia donde estaban dando misa con las puertas abiertas y alcanzábamos a escuchar el sermón (Plop!!). Después de la cena por fin fuimos a la playa, era de noche y mucho no se veía, pero el sonido de las olas golpeando la playa se oía fuerte y claro. Casi me largo a llorar, no me había dado cuenta de cuanto extrañaba el mar, se largo a llover, pero todavía era temprano, hacía calor y queríamos ir a buscar tortugas por la playa (acá hay tortugas enormes) así que volvimos a buscar unas linternas, en el camino lo vimos de nuevo a Camacho que al enterarse que no teníamos luz, nos mandó al mejor hotel de la ciudad a que habláramos con el gerente que es amigo suyo para que nos haga un descuento.
Al final así lo hicimos, y decidimos quedarnos en el hotel (la tarifa para la habitación triple era de $ 680, pero nos la cobró $ 500, que en pesos argentinos es más o menos de $180 a $ 135, que era lo que le daban a Chayio para gastos de hotel y ella se ofreció a pagarlo), con pileta e Internet inalámbrico, así que en lugar de ir en busca de tortugas, mudamos nuestras cosas al hotel y nos metimos a la pileta al lado del mar.
A la mañana siguiente Chayio se levantó temprano para ir a terminar la delimitación del manglar, mientras Martha y yo disfrutábamos de la pileta, la playa y limpiábamos un poco la casa que, aunque no nos habíamos quedado ahí, amablemente nos habían prestado.
Los locales decían que el mar estaba tranquilo, pero yo lo veía bastante picado, en general el mar de Cuyutlan esta muy movido y hay buenas olas para surfear, se hace muy profundo rápidamente y las olas tienen mucha fuerza, así que sólo me metí un poquito. Martha me explicaba que en general en todo el Pacífico el mar es mucho más profundo que el Atlántico a la misma distancia de la playa y que esto se debe a que las fallas de las placas tectónicas están muy cerca de la costa en el Pacífico, no lo había pensado pero tiene lógica.
Cuando vuelve Rosario de terminar de delimitar el manglar nos metemos un rato más a la pileta y antes de irnos almorzamos unos camarones en la playa (¡No se si pueda seguir soportando tanto sufrimiento!).
El viaje de vuelta se hizo ameno, nos reímos mucho y llegamos justo a tiempo para ir directo (con la bikini puesta y gusto a sal marina en la piel) a “Cine en el Parque”, la movida organizada por Ciudad para todos, donde vimos “Las trillizas de Belleville”, que me hizo acordar a Vane y Ana. Después de la peli nos fuimos con una banda de gente a la casa de Gerardo a tomar unas cervezas y bailar un rato.
Ahí fue donde lo conocí a Ismael o Maik, que me invitó a escalar el domingo, pero eso se los cuento después.
Notas:
- Hay muchisimisimo dengue por acá y los mosquitos (no sólo el del dengue) están a la orden del día.
- En Colima tienen lo que se llama “calles ecológicas”, en lugar de asfalto tienen como un empedrado que permite que crezca pasto y que el suelo absorba las abundantes precipitaciones en época de lluvia evitando que la ciudad se inunde.
- Café de olla, muy característico de México, es café de filtro con canela y otras especias, es riquísimo, pero hace mucho calor para tomarlo!!La planta de agave, que es con la que se hace el tequila, también se puede comer asada y dicen que es muy rica. Cuando da flor la planta se muere y ese es el momento de cortarla y asarla.
Malditos jípis!!!! (N.de E: hippies en su idioma original). Sino fuera por ellos el gasoducto pasaría por el medio de ese pantano lleno de alimañas y saldría menos de la mitad. Que vuelva Bush!!!!
ResponderEliminarClaro! Te hubieras quedado sin paseo, así que, de última, está justificado.
JAJAJA!!! Obvio que esta justificado!! (Solo por el paseo).
ResponderEliminarComentario, estaba contando a unos mexicanos de que se trata el mate, como se prepara y como se toma, y cuando termino una me dice: "los argentinos son tan hipies, me encanta!!" Le pareció muy hipie eso de tomar un brebaje de hiervas y compartir el mate y la bombilla con todo el mundo. JAJAJAJA!!!
Bueno, increible, que mas pedir... arte, fotografia, comentarios sociologicos, ecosistemas y biologia, climatologia, geologia (placas tectonicas), seccion curiosidades... y todo explicado con una claridad meridiana. Impresionante, cuando viaje sos mi guia turistica contratada.
ResponderEliminarComo monitorean el volcan en actividad? Hay camaras instaladas? (debo estar preguntando cualquiera...)
Que loco que te asusten las viboras pero no los cocodrilos... algun parentezco?
A los halcones tambien les afecta la crisis... ya no estan tan exquisitos y ahora comen cualquier cosa... como los "borregos" que tenian puestos (como me rei con eso, ja!) fue un error de tipeo muy afortunado.
Viste que el mundo academico te persigue? Primero para que termines tu carrera de sociologa y ahora para merecer el mote de "arquitecta".
Que serian los burritos que te comiste?
Me gusto el PLOP cuando dijiste que habian escuchado el sermon... era el ruido que hizo la iglesia al caerse? (si no se cayo es buen sintoma!!!)
Da para andar por plena Guadalajara en bikini, yendo al cine o a tomarte "unas chelas"? JAJA
Lo de los "borregos" era para ver cuan atentos estaban a la lectura! jajaja!!
ResponderEliminarEl volcán lo monitorea un grupo de Defensa Civil desde el Nevado de Colima, que es el que esta inactivo.
El volcán tiene una costra por donde saldría la lava en caso de hacer erupción, pero la costra no cubre completamente la apertura del volcán, en principio esto es bueno porque permite que se libere un poco de presión y temperatura, que es lo que se monitorea permanentemente; el equipo de Defensa Civil tiene un equipo especial para abandonar la zona rápidamente en caso de erupción (que de todas formas no serviría de mucho porque la explosión los alcanzaría en cuestión de minutos).
Los burritos son como unos tacos enroscados, también se hace con tortilla (una masa de maíz, tipo panqueque), y adentro se le pone carne de vaca, cerdo o pollo, lechuga, y otras verduras y condimentos. Se sirve con salsa encima y queso.
Ceci.
vamos las trillizas, jaja. la cambiamos a naty por vos, no se si nos creeran pero podemos hacer el intento, jajaj (es ue ella no sabe hacer musica con la aspiradora, la usa para lavar el auto, que ignorante!)
ResponderEliminarun abrazo grande ceci.
pd: me parece que busco otro destino para encontrarme con vos y ana, salvo que quieran cargar con una gran roncha de alergia a los mosquitos, me quieren matar! jaja
JAJAJA!!! Con probar no perdemos nada,pero no creo que nadie compre que somos hermanas, ademas si es por el uso que se le da a la aspiradora, yo ni para limpiar el auto!!!!
ResponderEliminarDe los mosquitos no te preocupes, fumigamos la carpa todos los días, me aguanto la intoxicación solo para que vengas de visita. JAJAJA!!!