El jueves finalmente no nos levantamos temprano como era el plan A, así que pusimos en marcha el plan B. La fuimos a buscar a Belén (la argentina que vive en el edificio) y nos fuimos a pasear al Parque Chapultepec, después de una parada técnica para buscar pan y facturas de la panadería argentina donde trabaja Mariano (las facturas acá se llaman pan dulce). El Parque de Chapultepec es enorme, en una de las entradas esta el Castillo que fue hogar de Virreyes y Emperadores (en la época de Napoleón) y ahora se prepara con escenarios, luces y sonidos para el homenaje a los Niños héroes el 15 de septiembre. Cuenta la historia que los Estados Unidos invadieron México y la guardia de honor del Castillo eran niños de 13 a 16 años, seis de ellos defendieron el Palacio con su vida, aunque finalmente fue tomado temporalmente por los Estados Unidos. Es así que hoy hay un gran monumento en su honor frente al Castillo. Nos adentramos en el parque y vemos pasar columnas de soldados corriendo ordenadamente y en escuadra, cantando algo que no se entiende muy bien, pero termina “…somos integrantes de una raza superior.” Glup! No puedo creer el fascismo de las instituciones militares, pero no dejo que esto arruine mi día. Evelyn tiene ganas de ir a remar al lago del Parque y Belén propone el zoológico, a mi me gustaría ir al Museo de Arte Moderno que también está en el parque, decididamente yo no voy a ir al zoológico, a Belén no le atrae en absoluto el ejercicio físico y no conoce el Museo, así que hacía allí vamos.
El edificio del Museo es un diseño moderno de un arquitecto mexicano y sus alrededores de un paisajista japonés. El parque externo esta pensado para la exposición de esculturas y la colección del museo es riquísima, tanto en arte precolombino como moderno y contemporáneo.
El edificio principal tiene cuatro salas de exposición. En la primera encontramos una muestra de la colección del Museo, se expone el original de “Las dos Fridas” donde pueden apreciar los detalles de los vestidos de Frida y la foto pequeñíma que tiene es su mano la Frida “mexicana”. Hay algunos de los más bellos cuadros de Diego Rivera, Rufino Tamayo, David Alfaro Sequeiros, José Clemente Orozco y otros pintores mexicanos o que vivieron mucho tiempo aquí y supieron plasmar en sus telas el paisaje de la cultura mexicana. Me gustó mucho un autorretrato de Juan O’Gorman (un pintor que no conocía) que se llama “Autorretrato múltiple”, entre otros que ya no recuerdo.
En la segunda sala hay una muestra permanente de diseño mexicano desde los ’60 hasta ahora, que incluye experimentación con materiales, colores y sonidos. También hay algo de arquitectura y diseño gráfico.
En el primer piso están las dos salas con muestras temporales. En una de ellas una muestra de dibujos, pinturas y algunos objetos personales de Remedios Varo (que tampoco conocía, sé muy poco de arte) que me gustó mucho. Los dibujos son de una delicadeza increíble, pero las imágenes completas son inquietantes y tienen constantes referencias a un mundo oculto de seres que nos observan. Un dibujo que me gusto es “Presencia inquietante” y el cuadro “Naturaleza muerta resucitando”; “El gato helecho” me causó gracia, al igual que “Saliendo del psiquiatra”.
En la última sala había una muestra titulada “Presuntos culpables”, estrictamente hablando eran varias muestras unidas por le mundo de la cárcel en México en particular, y por la idea de encierro en general. Me hubiera gustado recorrerla con la cabeza un poco más fresca porque la verdad es que me demoré mucho en las otras salas, ya estaba un poco cansada y las chicas me estaban esperando para comer algo con mucha paciencia.
Un trabajo que me impresionó mucho de esta muestra es el que realizó un artista que de alguna manera pactó ciertos intercambios con los internos. Como el no podía aprehender el universo carcelario si no era parte de él, le propuso a cada interno un pacto en el que el interno se comprometía a realizar cierta actividad dentro de la prisión y el artista a cambio haría algo fuera de ella que el interno no pudiera hacer por sí mismo (¿se entiende?).
Fue así como el artista tuvo que llevar regalos a los cumpleaños de algunos presos, buscar a novias y otros parientes con los que habían perdido contacto, abrazar a madres que estaban lejos y llevar flores seres queridos fallecidos. Y los internos documentaron sonidos, dibujando los objetos que los provocaban en hojas blancas A4 poniendo el tamaño del dibujo en relación con el volumen y la intensidad del sonido, juntaron colillas de cigarrillos por semanas en el espacio físico sumamente limitado en el que se mueven y los clasificaron por marca y tamaño, dibujaron el mapa del penal utilizando sus propios cabellos como líneas sobre el papel o relataron partidos de básquet en forma de poesía.
Todo lo realizado por los presos forma parte de la muestra, sin embargo creo que la riqueza mayor esta en la experiencia del artista a partir de estos intercambios y que sintió el durante el proceso de construcción de “la obra”.
Otro de los trabajos era una muestra de armas punzantes construidas por los presos con los materiales que tienen a mano y no están prohibidos dentro de las cárceles, o por lo menos se pueden ocultar fácilmente, allí encontré una verdadera prueba de ingenio y creatividad.
También había una especie de manual audiovisual “Para sobrevivir guardadito”, este trabajo era la producción de un colectivo de internos pero no lo ví completo, apenas la presentación.
Por último, había un cubo negro de 3 x 3 x 2 m en el medio de la sala de exposición, que formaba parte de un experimento al que cualquiera podía someterse voluntariamente y consistía en dejarse encerrar en esa habitación, dejando afuera todos los objetos personales que permitieran la comunicación con el exterior y todo aquello con lo que uno pudiera lastimarse. Una vez adentro, el encargado del proyecto tira un dado que determina el tiempo que durará el encierro (sin que uno pueda saberlo con anterioridad) que en esta caso podía ser desde media hora a cuatro horas corridas. De más esta decir que no entré.
Las chicas ya me estaban esperando hace rato en la puerta, comimos uno sándwiches en el parque y dimos una vuelta rápida por el segundo edificio del Museo, donde esta la tienda de libros, postales y accesorios y la Biblioteca. Al salir ya estaba empezando a llover así que nos metimos en el metro para volver a casa. Al querer salir del metro con encontramos con un río de agua que bajaba por las escaleras por las que teníamos que subir (no exagero!! Muchas veces el metro queda inutilizado porque los desagües no alcanzan a drenar el agua de lluvia y se inundan). Nos arremangamos los pantalones, ajustamos las capuchas y corrimos hasta casa (y no morí en el intento!! Me debo estar aclimatando), donde me di una ducha, me puse ropa seca y repusimos energías.
Esa misma tarde Evelyn tenía la inauguración de la muestra de una compañera de la Maestría en Artes Visuales en el centro de la ciudad y me invitó a acompañarla, como paro de llover y ya estábamos frescas de nuevo, allí fuimos!
De nuevo al metro, increíblemente sin río corriendo por las escaleras, y después de algunas estaciones bajamos en un barrio de construcciones coloniales de dos y tres pisos enteramente vestidos con los colores patrios. Caminamos por una especie de Barrio de Once con comercios de telas sobre las dos manos, pero con calles angostas y adoquinadas limitadas por veredas casi inexistentes (apenas si pasan dos personas a la vez) al estilo de San Telmo y llegamos al Centro Cultural Casa Talavera dependiente de la UNAM. Apenas entramos me arrepentí por no haber llevado la cámara de fotos (tuve miedo que nos vuelva a sorprender el diluvio universal y la mochila había quedado secándose en casa, además volvíamos tarde y no quise arriesgarme a andar con la cámara en la mano tentando oportunistas). La Casa Talavera es una vieja casona colonial de ladrillo rojizo, muy descuidada y venida a menos, tomada por infinidad de musgos y plantas que entre sus paredes y columnas encuentran lo necesario para la vida. Tiene dos patios internos con árboles que superan en altura a la construcción de dos pisos de techos bien altos.
En los salones del primer piso de la casa se dictan talleres de pintura, escultura, grabado y fotografía y en la planta baja hay algunas oficinas, baños, salas de exposición y algunos salones en desuso por su mal estado.
La inauguración estuvo poco concurrida a causa de la lluvia, a pesar que eran tres inauguraciones. Una muestra plástica (la compañera de Evelyn), una muestra fotográfica colectiva de uno de los talleres que se dictan en la casa y una muestra fotográfica individual.
De la muestra plástica no puedo decir mucho, el arte abstracto no es lo mío, así que me entretuve escuchando los comentarios de familiares y amigos de la expositora.
El tío de la artista a la madre: “Fue tocada por la mano de Dios”, lástima que más tarde conversarndo con Jesica (la supuesta tocada por la mano de Dios) descubrí que ella misma es atea.
Pariente de cercanía indeterminada: “Yo no entiendo de que se trata, pero a mi me encanta.”
Amiga de la madre a la madre: “Dejame decirte, no se si a la gente le gusta o no le gusta, pero es maravillosa.”
Un alumno del taller de fotografía a otro frente a un cuadro: “No te compliques Juan Carlos ¡ya cállate!
La muestra colectiva de fotografía no me gustó mucho, pero hay que decir que las impresiones y ploteados que hicieron eran de pésima calidad y eso no ayudó, además estaban acompañadas por textos que no terminé de entender.
Por el contrario, la muestra fotográfica individual me gustó muchísimo. La muestra completa constaba de 7 imágenes impresas de 1,20 x 1,70 mts. aprox., impecable calidad de impresión y composiciones muy prolijas, me pareció muy logrado todo el material. El nombre de la muestra es Nirvana y apuntaba a evocar el silencio en medio del caos, alcanzar el estado de nirvana a pesar de la contaminación y saturación audiovisual a la que nos vemos expuestos constantemente.
Después de la muestra fuimos a una cantina por unas chelas o a un bar a tomar unas cervezas, como prefieran, con la compañera de Evelyn que exponía y algunos otros pintores y compañeros de la maestría. Me vino bien el relajo, conocer gente piola y reírme mucho. La cerveza no es la más rica, pero tampoco está mal (peor es la brasilera), la conversación super interesante y la gente super divertida ¿qué más puedo pedir? Jaja!Volvimos tarde y derecho a la cama.
El edificio del Museo es un diseño moderno de un arquitecto mexicano y sus alrededores de un paisajista japonés. El parque externo esta pensado para la exposición de esculturas y la colección del museo es riquísima, tanto en arte precolombino como moderno y contemporáneo.
El edificio principal tiene cuatro salas de exposición. En la primera encontramos una muestra de la colección del Museo, se expone el original de “Las dos Fridas” donde pueden apreciar los detalles de los vestidos de Frida y la foto pequeñíma que tiene es su mano la Frida “mexicana”. Hay algunos de los más bellos cuadros de Diego Rivera, Rufino Tamayo, David Alfaro Sequeiros, José Clemente Orozco y otros pintores mexicanos o que vivieron mucho tiempo aquí y supieron plasmar en sus telas el paisaje de la cultura mexicana. Me gustó mucho un autorretrato de Juan O’Gorman (un pintor que no conocía) que se llama “Autorretrato múltiple”, entre otros que ya no recuerdo.
En la segunda sala hay una muestra permanente de diseño mexicano desde los ’60 hasta ahora, que incluye experimentación con materiales, colores y sonidos. También hay algo de arquitectura y diseño gráfico.
En el primer piso están las dos salas con muestras temporales. En una de ellas una muestra de dibujos, pinturas y algunos objetos personales de Remedios Varo (que tampoco conocía, sé muy poco de arte) que me gustó mucho. Los dibujos son de una delicadeza increíble, pero las imágenes completas son inquietantes y tienen constantes referencias a un mundo oculto de seres que nos observan. Un dibujo que me gusto es “Presencia inquietante” y el cuadro “Naturaleza muerta resucitando”; “El gato helecho” me causó gracia, al igual que “Saliendo del psiquiatra”.
En la última sala había una muestra titulada “Presuntos culpables”, estrictamente hablando eran varias muestras unidas por le mundo de la cárcel en México en particular, y por la idea de encierro en general. Me hubiera gustado recorrerla con la cabeza un poco más fresca porque la verdad es que me demoré mucho en las otras salas, ya estaba un poco cansada y las chicas me estaban esperando para comer algo con mucha paciencia.
Un trabajo que me impresionó mucho de esta muestra es el que realizó un artista que de alguna manera pactó ciertos intercambios con los internos. Como el no podía aprehender el universo carcelario si no era parte de él, le propuso a cada interno un pacto en el que el interno se comprometía a realizar cierta actividad dentro de la prisión y el artista a cambio haría algo fuera de ella que el interno no pudiera hacer por sí mismo (¿se entiende?).
Fue así como el artista tuvo que llevar regalos a los cumpleaños de algunos presos, buscar a novias y otros parientes con los que habían perdido contacto, abrazar a madres que estaban lejos y llevar flores seres queridos fallecidos. Y los internos documentaron sonidos, dibujando los objetos que los provocaban en hojas blancas A4 poniendo el tamaño del dibujo en relación con el volumen y la intensidad del sonido, juntaron colillas de cigarrillos por semanas en el espacio físico sumamente limitado en el que se mueven y los clasificaron por marca y tamaño, dibujaron el mapa del penal utilizando sus propios cabellos como líneas sobre el papel o relataron partidos de básquet en forma de poesía.
Todo lo realizado por los presos forma parte de la muestra, sin embargo creo que la riqueza mayor esta en la experiencia del artista a partir de estos intercambios y que sintió el durante el proceso de construcción de “la obra”.
Otro de los trabajos era una muestra de armas punzantes construidas por los presos con los materiales que tienen a mano y no están prohibidos dentro de las cárceles, o por lo menos se pueden ocultar fácilmente, allí encontré una verdadera prueba de ingenio y creatividad.
También había una especie de manual audiovisual “Para sobrevivir guardadito”, este trabajo era la producción de un colectivo de internos pero no lo ví completo, apenas la presentación.
Por último, había un cubo negro de 3 x 3 x 2 m en el medio de la sala de exposición, que formaba parte de un experimento al que cualquiera podía someterse voluntariamente y consistía en dejarse encerrar en esa habitación, dejando afuera todos los objetos personales que permitieran la comunicación con el exterior y todo aquello con lo que uno pudiera lastimarse. Una vez adentro, el encargado del proyecto tira un dado que determina el tiempo que durará el encierro (sin que uno pueda saberlo con anterioridad) que en esta caso podía ser desde media hora a cuatro horas corridas. De más esta decir que no entré.
Las chicas ya me estaban esperando hace rato en la puerta, comimos uno sándwiches en el parque y dimos una vuelta rápida por el segundo edificio del Museo, donde esta la tienda de libros, postales y accesorios y la Biblioteca. Al salir ya estaba empezando a llover así que nos metimos en el metro para volver a casa. Al querer salir del metro con encontramos con un río de agua que bajaba por las escaleras por las que teníamos que subir (no exagero!! Muchas veces el metro queda inutilizado porque los desagües no alcanzan a drenar el agua de lluvia y se inundan). Nos arremangamos los pantalones, ajustamos las capuchas y corrimos hasta casa (y no morí en el intento!! Me debo estar aclimatando), donde me di una ducha, me puse ropa seca y repusimos energías.
Esa misma tarde Evelyn tenía la inauguración de la muestra de una compañera de la Maestría en Artes Visuales en el centro de la ciudad y me invitó a acompañarla, como paro de llover y ya estábamos frescas de nuevo, allí fuimos!
De nuevo al metro, increíblemente sin río corriendo por las escaleras, y después de algunas estaciones bajamos en un barrio de construcciones coloniales de dos y tres pisos enteramente vestidos con los colores patrios. Caminamos por una especie de Barrio de Once con comercios de telas sobre las dos manos, pero con calles angostas y adoquinadas limitadas por veredas casi inexistentes (apenas si pasan dos personas a la vez) al estilo de San Telmo y llegamos al Centro Cultural Casa Talavera dependiente de la UNAM. Apenas entramos me arrepentí por no haber llevado la cámara de fotos (tuve miedo que nos vuelva a sorprender el diluvio universal y la mochila había quedado secándose en casa, además volvíamos tarde y no quise arriesgarme a andar con la cámara en la mano tentando oportunistas). La Casa Talavera es una vieja casona colonial de ladrillo rojizo, muy descuidada y venida a menos, tomada por infinidad de musgos y plantas que entre sus paredes y columnas encuentran lo necesario para la vida. Tiene dos patios internos con árboles que superan en altura a la construcción de dos pisos de techos bien altos.
En los salones del primer piso de la casa se dictan talleres de pintura, escultura, grabado y fotografía y en la planta baja hay algunas oficinas, baños, salas de exposición y algunos salones en desuso por su mal estado.
La inauguración estuvo poco concurrida a causa de la lluvia, a pesar que eran tres inauguraciones. Una muestra plástica (la compañera de Evelyn), una muestra fotográfica colectiva de uno de los talleres que se dictan en la casa y una muestra fotográfica individual.
De la muestra plástica no puedo decir mucho, el arte abstracto no es lo mío, así que me entretuve escuchando los comentarios de familiares y amigos de la expositora.
El tío de la artista a la madre: “Fue tocada por la mano de Dios”, lástima que más tarde conversarndo con Jesica (la supuesta tocada por la mano de Dios) descubrí que ella misma es atea.
Pariente de cercanía indeterminada: “Yo no entiendo de que se trata, pero a mi me encanta.”
Amiga de la madre a la madre: “Dejame decirte, no se si a la gente le gusta o no le gusta, pero es maravillosa.”
Un alumno del taller de fotografía a otro frente a un cuadro: “No te compliques Juan Carlos ¡ya cállate!
La muestra colectiva de fotografía no me gustó mucho, pero hay que decir que las impresiones y ploteados que hicieron eran de pésima calidad y eso no ayudó, además estaban acompañadas por textos que no terminé de entender.
Por el contrario, la muestra fotográfica individual me gustó muchísimo. La muestra completa constaba de 7 imágenes impresas de 1,20 x 1,70 mts. aprox., impecable calidad de impresión y composiciones muy prolijas, me pareció muy logrado todo el material. El nombre de la muestra es Nirvana y apuntaba a evocar el silencio en medio del caos, alcanzar el estado de nirvana a pesar de la contaminación y saturación audiovisual a la que nos vemos expuestos constantemente.
Después de la muestra fuimos a una cantina por unas chelas o a un bar a tomar unas cervezas, como prefieran, con la compañera de Evelyn que exponía y algunos otros pintores y compañeros de la maestría. Me vino bien el relajo, conocer gente piola y reírme mucho. La cerveza no es la más rica, pero tampoco está mal (peor es la brasilera), la conversación super interesante y la gente super divertida ¿qué más puedo pedir? Jaja!Volvimos tarde y derecho a la cama.
Muy bueno lo del trabajo con los presos, la verdad un concepto de arte totalmente novedoso para mi.
ResponderEliminarOjo vos, que te encantan esas cosas, con aprenderte los trucos de los tumberos para sobrevivir guardadita... y fabricar armas con huevadas, etc.. ya sos bastante peligrosa.
Porque no jugaste al encierro en el cubo? Después nos contabas... si te dejaban salir, claro, jaja, contaba con eso. AH! Después me tenés que explicar CÓMO es un cubo de 3x3x2, no me lo puedo imaginar!!! JAJA. Eso es por la cerveza mexicana?
Seguila pasando bien!!!
CE!!! Cuidate mucho te queremos y la la vuelta queremos el libro de aventuras, y la guia espiritual para la mesa de luz te quiero mucho cuidate. TU VECINA
ResponderEliminarBuenisimo, segui contando con detalle, y me gusta que nombres de artistal locales... con google puedo conocer a algunos que no tenia presente, como Remedios Varo...
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