Hola a todos, lo primero que les quiero contar es que ya soy casi invencible!!! No hay bicho que pueda conmigo. Me vacuné contra la fiebre amarilla, la malaria, la fiebre tifoidea, la hepatitis…tengo más anticuerpos que un laboratorio, lo que sólo puede significar que en cuanto llegue a México se me va a caer un piano en la cabeza y voy a quedar hecha puré. Todavía no hay vacunas para los pianos que caen del cielo y en este caso es un problema, pero cuídense porque en cuanto la consiga ya no podrán librarse de mi, JAJAJA!!! (risa diabólica, por si no lo notaron).
Les cuento
El primer día que salí a caminar por La Plata el tráfico me hizo acordar lo pajuerana que soy, imposible cruzar las diagonales con autos viniendo de todas direcciones y contribuyendo con sus bocinazos a mi paralisis momentánea.
Las calles de la Plata, más que quienes las transitan, me son familiares, traen recuerdos a mi memoria, rostros conocidos, los sabores / el disfrute de la docena de facturas del rey de las medialunas o el kilo de helado (según la estación del año) que comprabamos con Vero cuando nos mandaban la plata para el mes o las pizas de “Pochito” (medio kilo de pan, con un poco de salsa y nada de queso) que salían $3 y eran una buena excusa para juntarse los sábados a tomar una cerveza con amigos.
El olor a pan casero amasado por Vero, el olor a humedad que se imprengna en toda la ropa después de una semana de lluvia continua.
También estuve con amigos queridos en Buenos Aires, con Mari y Yani fuimos a comer a un restaurant armenio y nos leyeron la borra del café. Lo que sigue no es apto para envidiosos porque según mi café (que estaba muy rico, hay que decirlo!) mi futuro es brillante, mi economía va a mejorar y por si fuera poco voy a encontrar el amor de mi vida. Si alguien esta pasando por un mal momento le recomiendo una lectura de borra de café que si bien no resuelve nada por lo menos te da esperanza y te sube el autoestima.
Los dejo, los quiero (pero más los dejo). Besos, vermuth con papás fritas y good show!!!!
Les cuento
El primer día que salí a caminar por La Plata el tráfico me hizo acordar lo pajuerana que soy, imposible cruzar las diagonales con autos viniendo de todas direcciones y contribuyendo con sus bocinazos a mi paralisis momentánea.
Las calles de la Plata, más que quienes las transitan, me son familiares, traen recuerdos a mi memoria, rostros conocidos, los sabores / el disfrute de la docena de facturas del rey de las medialunas o el kilo de helado (según la estación del año) que comprabamos con Vero cuando nos mandaban la plata para el mes o las pizas de “Pochito” (medio kilo de pan, con un poco de salsa y nada de queso) que salían $3 y eran una buena excusa para juntarse los sábados a tomar una cerveza con amigos.
El olor a pan casero amasado por Vero, el olor a humedad que se imprengna en toda la ropa después de una semana de lluvia continua.
También estuve con amigos queridos en Buenos Aires, con Mari y Yani fuimos a comer a un restaurant armenio y nos leyeron la borra del café. Lo que sigue no es apto para envidiosos porque según mi café (que estaba muy rico, hay que decirlo!) mi futuro es brillante, mi economía va a mejorar y por si fuera poco voy a encontrar el amor de mi vida. Si alguien esta pasando por un mal momento le recomiendo una lectura de borra de café que si bien no resuelve nada por lo menos te da esperanza y te sube el autoestima.
Los dejo, los quiero (pero más los dejo). Besos, vermuth con papás fritas y good show!!!!
PD: Hoy es el cumple de Rodri (mi hermano) y nos vamos a Rosario por el fin de semana. Hago la aclaración porque mañana esta el partido ARgentina-Brasil y tengo miedo que nos confundan con dos brasileros y la barra brava nos mande a terapia intensiva, asi que si no tienen noticias por un par de dìas ya saben donde buscarme. Besos
Veo que me he pedido de unos cuantos post...
ResponderEliminarCuando vuelva a verte vamos a hacer una nueva lectura de la borra del café, necesito que me recuerden que mi vida será genial!!!
Beeeso viajera!
Yani.