lunes, 14 de septiembre de 2009

Visita a la Casa Azul hogar del Frida Kahlo


La visita a la Casa Azul me conmovió profundamente. La colección de cuadros de Frida no es la mejor (los mejores y más famosos de sus cuadros pertenecen a la colección del Museo de Arte Moderno, donde también fui), pero entrar en el que fue el hogar de Frida, donde tanto trabajó, sufrió, amó y creó me movilizó. La emoción que sentí es comparable a la que sentí cuando visité la casa de Jorge Amado en Salvador de Bahía (Brasil) y sólo puedo imaginar la misma impresión al visitar la casa de Isla Negra o La Sebastiana de Valparaíso de Pablo Neruda. Me entristece pensar como valoramos la producción artística de estos grandes hombres y mujeres, silenciando la razón de su arte, su apasionada lucha política por la construcción de un mundo en el que ningún hombre, mujer o niño muera de hambre, frío, tristeza, soledad.
Descubro una Frida hija, a través de las fotos y dibujos de su padre y los que ella misma pinta para él.
Entre los objetos en exhibición hay correspondencia, fotos públicas e íntimas, un cuadro que Frida pintó para Diego y luego rasgó al saber de su infidelidad con su hermana Cristina.
Algunos fragmentos de su diario se reproducen junto a su paleta restaurada. Les transcribo la sensación que describe de algunos colores.
“Verde: luz buena y tibia.
Amarillo: locura, enfermedades, miedo, parte del sol y de la alegría.
Azul: electricidad, pureza, amor.
Negro: nada es negro, realmente nada.
Verde: hojas, tristeza, ciencia (alemania es toda de este color).
Azul verdoso: anuncios malos y buenos negocios.
Azul marino: distancia, también la ternura puede ser de este color.”
Atravieso varios salones donde se exponen objetos personales y llego a la cocina donde todo es azul y amarillo (¿distancia? ¿ternura? ¿locura? ¿alegría?), continuo el recorrido y me encuentro en la habitación donde se alojó León Trosky antes de mudarse a una casa cercana, propiedad de Diego Rivera donde finalmente sería asesinado.
El estudio donde Frida pintara es un espacio amplio con grandes ventanas que dan al patio interno, hay una gran mesa de trabajo, unos sillones artesanales en un rincón, baúles cerrados y muchos, muchos libros. También hay una serie de fotos muy divertidas de Diego Rivera (no recuerdo el nombre del fotógrafo) colgadas encima de una biblioteca.
Pasando el estudio esta la “recámara de día de Frida” con su cama original en la que su madre mando empotrar el espejo que le permitiría pintarse después del accidente cuyas consecuencias la torturaron hasta su muerte. Sobre la cama está su máscara funeraria, que según la tradición revela el semblante del difunto a la hora de su muerte, y algo de su vestuario. También hay algunos vestidos colgados en la que fuera su habitación y la de Diego, junto con algunos de los tantos corsets que se vió obligada a usar después del accidente. Los corsets en exhibición están todos intervenidos por Frida, pintados, con cosas pegadas (pequeños espejos, por ejemplo).
En el patio hay mucho verde y algunas piezas de arte precolombino, de esas que a Diego tanto le gustaba coleccionar.De la Casa Azul salgo para el Museo Anahuacalli, un proyecto de Diego Rivera que demoró 23 años en construirse y el nunca vio terminado, pero eso es otra historia

1 comentario:

  1. que buenooo!!! me encanta frida,estoy muy lejos de poder estar ahi y esta muy bueno que con este blog, con estas fotos y tus relatos nos acerques a los que no podemos estar ahi, es genial, toos los dias voy a leer un poco mas de lo que contas, me gusta mucho y me alegra mucho que puedas vivir esta experincia, besos,maricel

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