El sábado al mediodía empecé con el taller en CODENI. Por miedo a llegar tarde, llegue tan temprano que todavía estaba cerrado (los sábados sólo abre para el taller), la primera en llegar fue Ivete (es psicologa y trabaja en CODENI asistiendo a los distintos talleres) detrás de ella empiezan a llegar algunos chicos y más tarde Pepe y Carla (Pepe es fotográfo y editor fotográfico de un diario local y Carla es aficionada a la fotografía y colabora con el taller, ellos comenzaron con el taller hace casi un mes).
Los chicos llegan desordenadamente y algunos muestran sus fotos con entusiasmo, otros con cierto desinterés por el taller se van a jugar a la pelota (cada uno de los chicos tiene una cámara con memoria y baterías de Listen to my pictures una organización que las cedió en préstamo para el proyecto). Mientras Pepe baja las fotos de la tarea que tenían que hacer durante la semana los chicos se dispersan y es difícil para Carla hacer que le presten atención para anunciar que vamos a ir al Expiatorio (en realidad a la plaza en frente del Expiatorio –al fin y al cabo una Iglesia-) y tenemos que buscar fotografiar contrastes, que pueden ser de color, de textura o de lo que se nos ocurra. Con la consigna más o menos escuchada salimos hacia Expiatorio (a 4 o 5 cuadras de la sede de CODENI).
La actividad con los chicos me agradó y me divertí mucho, los chicos tienen entre 8 y 12 años. Hay tres muy cancheritos (también son los más grandes) que no dan mucha bola y se cuelgan pendientes de las chicas, pero uno en particular tiene buen ojo y cuando ve algo que quiere fotografiar no dispara en seguida, sino que le da vueltas buscando el ángulo.
Las nenas son un sol, una en particular debe tener un problema de desnutrición grave porque tiene 8 años pero parece de 6, tiene aspecto de cansada, no se ríe ni habla mucho.
Otro de los chicos, de 11 años, ayuda a su papá en su calandria (coches tirados por caballos que pasean a los turistas por la ciudad) y me dio un listado detallado de los lugares que tenía que visitar con datos históricos y todo, me preguntó un montón de cosas de argentina y dijo que le iba a pedir permiso al papá para llevarme a pasear.
En total son 12 chicos, creo que hay que reforzar lo grupal y no perder de vista que son chicos al momento de pensar los ejercicios y dar las consignas. El jueves me reúno con Pepe y Carla para planificar un poco y organizar el trabajo (se supone que a fines de noviembre el taller cierra con una muestra del trabajo de los chicos).
A la tarde iba a ir a la inauguración de una muestra de la amiga de un chico que trabaja en el hostel que estuve los primero días, pero al final nos desencontramos (las delicias de no tener celular) y me fui a ver “El diario de un loco” de Nicolai Gogol, una obra de teatro con una actuación para resaltar.
Los chicos llegan desordenadamente y algunos muestran sus fotos con entusiasmo, otros con cierto desinterés por el taller se van a jugar a la pelota (cada uno de los chicos tiene una cámara con memoria y baterías de Listen to my pictures una organización que las cedió en préstamo para el proyecto). Mientras Pepe baja las fotos de la tarea que tenían que hacer durante la semana los chicos se dispersan y es difícil para Carla hacer que le presten atención para anunciar que vamos a ir al Expiatorio (en realidad a la plaza en frente del Expiatorio –al fin y al cabo una Iglesia-) y tenemos que buscar fotografiar contrastes, que pueden ser de color, de textura o de lo que se nos ocurra. Con la consigna más o menos escuchada salimos hacia Expiatorio (a 4 o 5 cuadras de la sede de CODENI).
La actividad con los chicos me agradó y me divertí mucho, los chicos tienen entre 8 y 12 años. Hay tres muy cancheritos (también son los más grandes) que no dan mucha bola y se cuelgan pendientes de las chicas, pero uno en particular tiene buen ojo y cuando ve algo que quiere fotografiar no dispara en seguida, sino que le da vueltas buscando el ángulo.
Las nenas son un sol, una en particular debe tener un problema de desnutrición grave porque tiene 8 años pero parece de 6, tiene aspecto de cansada, no se ríe ni habla mucho.
Otro de los chicos, de 11 años, ayuda a su papá en su calandria (coches tirados por caballos que pasean a los turistas por la ciudad) y me dio un listado detallado de los lugares que tenía que visitar con datos históricos y todo, me preguntó un montón de cosas de argentina y dijo que le iba a pedir permiso al papá para llevarme a pasear.
En total son 12 chicos, creo que hay que reforzar lo grupal y no perder de vista que son chicos al momento de pensar los ejercicios y dar las consignas. El jueves me reúno con Pepe y Carla para planificar un poco y organizar el trabajo (se supone que a fines de noviembre el taller cierra con una muestra del trabajo de los chicos).
A la tarde iba a ir a la inauguración de una muestra de la amiga de un chico que trabaja en el hostel que estuve los primero días, pero al final nos desencontramos (las delicias de no tener celular) y me fui a ver “El diario de un loco” de Nicolai Gogol, una obra de teatro con una actuación para resaltar.
Hermosa actividad, hermosas fotos y lugares, las iglesias esas monstruosas.
ResponderEliminarY buenísimo lo del nene-guía turístico, ya tenés para ver toda la ciudad desde arriba de un carruaje!!
Un besote