Antes que nada quiero agradecer los mails que fui recibiendo, me alegra mucho saber que viajan conmigo y disfrutan tanto como yo. A los que después del episodio del aeropuerto aconsejaron que no hable con desconocidos les tengo que decir que me ponen las cosas un poco complicadas ya que el viaje perdería mucho de su sentido, pero uso protector solar y me lavo las manos a cada rato ¿eso compensa el hablar con desconocidos?
Volviendo a donde quedamos, es decir camino al Museo Anahuacalli. Nos tomamos un metrobus (colectivo o si prefieren bondi) que nos dejó como a 6 o 7 cuadras del Museo.
El diseño del complejo y sus edificios es de Diego Rivera. Hay un edificio principal que es el más impresionante por su tamaño, y su presencia domina todo el complejo, es allí donde se exhiben 2.000 de las 60.000 piezas de arte precolombio de la colección privada de Diego Rivera (no se me escapó ningún cero, son dos mil de sesenta mil, yo también quedé sorprendida porque no tenía idea de tremenda colección). El edificio que le sigue en importancia es una construcción en una planta y subsuelo que funciona como galería de arte con muestras temporales, y por último hay construcciones de menor importancia que funcionan como cafetería, tienda de souvenirs y administración. Todos los edificios del complejo fueron pensados y diseñados para ser construidos con piedra volcánica del lugar.
Entramos al Museo (dato para los que están planeando venir: si van a la Casa Azul tienen bonificada la entrada al Anahuacalli, es decir que es gratis) alrededor de las 14,30 y como a las 15 había una visita guiada al edificio principal, decidimos conocer primero la galería de arte y ver la muestra que estaba en exposición.
La muestra era de una artista plástica mexicana, pero francamente no me atrajo tanto como el diseño arquitectónico de la galería y el aprovechamiento de unas burbujas de aire que se formaron y quedaron sepultadas durante la erupción del volcán, y ahora forman cuevas en el subsuelo de la galería a donde se llega bajando largas escaleras de grandes bloques de piedra volcánica.
Me entretuve admirando la construcción de la galería hasta que se hizo la hora de la visita guiada. La guía nos explico que para el diseño del edificio principal Diego se inspiró en los teocals del pueblo nahuatl. Teocal significa casa de dios y el objetivo de Diego era construir un mausoleo para sus restos y los de Frida que fuera a la vez un templo de energía. Es por eso que la planta baja es oscura y fría semejando las tumbas mayas y figurando el inframundo.
El primer piso representa el mundo en que vivimos y la vida cotidiana. En el continúa la impresionante colección de arte precolombino de Diego, se puede ver vajilla, muchos objetos utilizados como juguetes (entre ellos algunas muñecas articuladas del 900 a. de C., disculpen mi ignorancia pero esto me llamó mucho la atención pensé que las muñecas articuladas eran un objeto bastante reciente, sin embargo ya las hacían en tiempos tan tempranos mezclando barro, la savia de una especie de cactus cuyo nombre ahora no recuerdo, y lamento no haber anotado, e inserciones de metal) y máscaras funerarias que como ya les conté reproducen el último semblante del muerto antes de morir. Las máscaras funerarias se hacían de distintos materiales y tamaños y llevaban adornos según el lugar que ocupaba cada uno en la sociedad.
El segundo piso representa la posibilidad de trascendencia del ser humano y es por eso que tiene salón enorme con grandes ventanales que en el diseño original de Diego sería su estudio, pero donde nunca pudo trabajar por no haber sido terminado antes de su muerte (la construcción la terminó su hija arquitecta). En este salón se exponen algunos bocetos originales y en tamaño real de sus murales (por ejemplo uno hermoso que se llama “Pesadilla de guerra, sueño de paz” que entre muchos otros personajes está el famoso Tío Sam, Frida, ya en silla de ruedas, juntando firmas a favor de la paz y Diego retratado como un niño de la mano de un soldado, además están las líneas de fuga y perspectiva y otros detalles que sólo se encuentran en el boceto, es un dibujo de verdad muy lindo). En el segundo piso también hay una muestra temporal de arte peruano en oro que impresiona por la cantidad de oro utilizado y por la delicadeza de los grabados y moldeados del material.
Por último, hay una terraza con una vista increíble de la ciudad y de las montañas de los alrededores, incluyendo, el volcán cuya lava llego hasta aquí (esta bastante lejitos) y junto a la creatividad y voluntad de Diego Rivera se transformó en el Museo Anahuacalli, que quiere decir casa cerca del valle.
Al salir a la terraza nos agarró la lluvia, que comenzó como una llovizna, pero rápidamente se convirtió en tremendo chaparrón así que sólo saque algunas fotos y no pude disfrutar de la vista el tiempo que me hubiera gustado.
Salimos del Museo con los baldazos de agua cayendo sobre nosotras así que intentamos correr a la parada del metrobus (hay transporte público para todos los gustos y bolsillos, metro, metrobus, minibús, taxis, todo el tiempo me confundo), pero a las tres cuadras me quedé sin un poquito de aire, el día anterior había estado bastante mareada y no me preocupé cuando me recordaron que estamos a 3.000 msnm, pero aunque no sea la más deportista no podía creer como me dejaron esas 3 cuadras, al punto que ya no pude correr las 2 cuadras que faltaban para llegar a la parada.
Por suerte había llevado la camperita impermeable marmot y el cubre mochila que me regaló Vero que me salvaron las papas, pero de la cintura para abajo estaba empapada.
Una vez en el metrobus intercambiamos algunas impresiones de los museos visitados con Evelyn, que fue mi guía durante el día, y me enteré que el título de su Tesis de maestría era “Autoconciencia o histeriqueos de la mujer frente al arte” me llamó resultó interesante y prometí leerla en los próximos días.
Cuando llegamos a casa, pasadas por agua, nos encontramos con Mariano y una pareja de argentinos que viven en el mismo edificio, buscando en Internet para ver el partido Argentina-Paraguay, lograron verlo con algunas interrupciones de la conexión a Internet, pero por el resultado más bien no se hubieran preocupado. Mientras tanto, la lluvia afloja y con Evelyn vamos al mercado a comprar algo para comer (el plan era levantarnos temprano al día siguiente para ir a las Pirámides de Teotihuacan que queda a poco más de una hora y llevar unos sándwiches para pasar allí el día, pero después sufrió modificaciones). El mercado es un mundo aparte, si bien había algunos puestos vacíos (en ese momento también jugaba la selección mexicana) el bullicio, la gente yendo y viniendo cargada de cosas y la variedad de productos y colores (frutas, verduras, carne, ropa, envasados, tejidos, de todo!) me obligaron a programar una nueva visita con cámara y trípode incluidos (el mercado está techado y la iluminación es pobre).
Esa noche compartimos unos fideos con salsa con Mariano, la otra pareja de argentinos (Belén y “el maca”), la depresión de haber perdido contra Paraguay, Evelyn y su alegría porque Mexico ganó y Andrés, también contento porque Uruguay se había llevado los puntos en juego al mismo tiempo que jugaban las otras selecciones. Una mesa concurrida y con ánimos dispares. Francamente, yo estaba muerta de cansancio, había terminado mi primer día en México y lo había vivido con mucha intensidad.
Algunos datos y cosas curiosas:
- Teotihuacan significa lugar de los dioses y fue puesto por los aztecas a lo que hoy es la Ciudad de Mexico, ya que al llegar encontraron ídolos precolombinos de los dioses que también ellos adoraban aunque con otros nombres.
- Un cartel comercial dice “FARMACIAS SIMILARES. Los mismo pero más barato”.
- En la puerta de una casa de empeño dice “Aceptamos CASI de todo”, no puedo evitar pensar ¿qué habrán querido empeñar que hizo necesaria tremenda aclaración? Muero por ir a preguntar.
- Como la gente viaja muuuuuuyyyyyy apretada en la hora pico del Metro las mujeres suben en los primeros vagones y los hombres en los de atrás. ¿Qué tal?
Volviendo a donde quedamos, es decir camino al Museo Anahuacalli. Nos tomamos un metrobus (colectivo o si prefieren bondi) que nos dejó como a 6 o 7 cuadras del Museo.
El diseño del complejo y sus edificios es de Diego Rivera. Hay un edificio principal que es el más impresionante por su tamaño, y su presencia domina todo el complejo, es allí donde se exhiben 2.000 de las 60.000 piezas de arte precolombio de la colección privada de Diego Rivera (no se me escapó ningún cero, son dos mil de sesenta mil, yo también quedé sorprendida porque no tenía idea de tremenda colección). El edificio que le sigue en importancia es una construcción en una planta y subsuelo que funciona como galería de arte con muestras temporales, y por último hay construcciones de menor importancia que funcionan como cafetería, tienda de souvenirs y administración. Todos los edificios del complejo fueron pensados y diseñados para ser construidos con piedra volcánica del lugar.
Entramos al Museo (dato para los que están planeando venir: si van a la Casa Azul tienen bonificada la entrada al Anahuacalli, es decir que es gratis) alrededor de las 14,30 y como a las 15 había una visita guiada al edificio principal, decidimos conocer primero la galería de arte y ver la muestra que estaba en exposición.
La muestra era de una artista plástica mexicana, pero francamente no me atrajo tanto como el diseño arquitectónico de la galería y el aprovechamiento de unas burbujas de aire que se formaron y quedaron sepultadas durante la erupción del volcán, y ahora forman cuevas en el subsuelo de la galería a donde se llega bajando largas escaleras de grandes bloques de piedra volcánica.
Me entretuve admirando la construcción de la galería hasta que se hizo la hora de la visita guiada. La guía nos explico que para el diseño del edificio principal Diego se inspiró en los teocals del pueblo nahuatl. Teocal significa casa de dios y el objetivo de Diego era construir un mausoleo para sus restos y los de Frida que fuera a la vez un templo de energía. Es por eso que la planta baja es oscura y fría semejando las tumbas mayas y figurando el inframundo.
El primer piso representa el mundo en que vivimos y la vida cotidiana. En el continúa la impresionante colección de arte precolombino de Diego, se puede ver vajilla, muchos objetos utilizados como juguetes (entre ellos algunas muñecas articuladas del 900 a. de C., disculpen mi ignorancia pero esto me llamó mucho la atención pensé que las muñecas articuladas eran un objeto bastante reciente, sin embargo ya las hacían en tiempos tan tempranos mezclando barro, la savia de una especie de cactus cuyo nombre ahora no recuerdo, y lamento no haber anotado, e inserciones de metal) y máscaras funerarias que como ya les conté reproducen el último semblante del muerto antes de morir. Las máscaras funerarias se hacían de distintos materiales y tamaños y llevaban adornos según el lugar que ocupaba cada uno en la sociedad.
El segundo piso representa la posibilidad de trascendencia del ser humano y es por eso que tiene salón enorme con grandes ventanales que en el diseño original de Diego sería su estudio, pero donde nunca pudo trabajar por no haber sido terminado antes de su muerte (la construcción la terminó su hija arquitecta). En este salón se exponen algunos bocetos originales y en tamaño real de sus murales (por ejemplo uno hermoso que se llama “Pesadilla de guerra, sueño de paz” que entre muchos otros personajes está el famoso Tío Sam, Frida, ya en silla de ruedas, juntando firmas a favor de la paz y Diego retratado como un niño de la mano de un soldado, además están las líneas de fuga y perspectiva y otros detalles que sólo se encuentran en el boceto, es un dibujo de verdad muy lindo). En el segundo piso también hay una muestra temporal de arte peruano en oro que impresiona por la cantidad de oro utilizado y por la delicadeza de los grabados y moldeados del material.
Por último, hay una terraza con una vista increíble de la ciudad y de las montañas de los alrededores, incluyendo, el volcán cuya lava llego hasta aquí (esta bastante lejitos) y junto a la creatividad y voluntad de Diego Rivera se transformó en el Museo Anahuacalli, que quiere decir casa cerca del valle.
Al salir a la terraza nos agarró la lluvia, que comenzó como una llovizna, pero rápidamente se convirtió en tremendo chaparrón así que sólo saque algunas fotos y no pude disfrutar de la vista el tiempo que me hubiera gustado.
Salimos del Museo con los baldazos de agua cayendo sobre nosotras así que intentamos correr a la parada del metrobus (hay transporte público para todos los gustos y bolsillos, metro, metrobus, minibús, taxis, todo el tiempo me confundo), pero a las tres cuadras me quedé sin un poquito de aire, el día anterior había estado bastante mareada y no me preocupé cuando me recordaron que estamos a 3.000 msnm, pero aunque no sea la más deportista no podía creer como me dejaron esas 3 cuadras, al punto que ya no pude correr las 2 cuadras que faltaban para llegar a la parada.
Por suerte había llevado la camperita impermeable marmot y el cubre mochila que me regaló Vero que me salvaron las papas, pero de la cintura para abajo estaba empapada.
Una vez en el metrobus intercambiamos algunas impresiones de los museos visitados con Evelyn, que fue mi guía durante el día, y me enteré que el título de su Tesis de maestría era “Autoconciencia o histeriqueos de la mujer frente al arte” me llamó resultó interesante y prometí leerla en los próximos días.
Cuando llegamos a casa, pasadas por agua, nos encontramos con Mariano y una pareja de argentinos que viven en el mismo edificio, buscando en Internet para ver el partido Argentina-Paraguay, lograron verlo con algunas interrupciones de la conexión a Internet, pero por el resultado más bien no se hubieran preocupado. Mientras tanto, la lluvia afloja y con Evelyn vamos al mercado a comprar algo para comer (el plan era levantarnos temprano al día siguiente para ir a las Pirámides de Teotihuacan que queda a poco más de una hora y llevar unos sándwiches para pasar allí el día, pero después sufrió modificaciones). El mercado es un mundo aparte, si bien había algunos puestos vacíos (en ese momento también jugaba la selección mexicana) el bullicio, la gente yendo y viniendo cargada de cosas y la variedad de productos y colores (frutas, verduras, carne, ropa, envasados, tejidos, de todo!) me obligaron a programar una nueva visita con cámara y trípode incluidos (el mercado está techado y la iluminación es pobre).
Esa noche compartimos unos fideos con salsa con Mariano, la otra pareja de argentinos (Belén y “el maca”), la depresión de haber perdido contra Paraguay, Evelyn y su alegría porque Mexico ganó y Andrés, también contento porque Uruguay se había llevado los puntos en juego al mismo tiempo que jugaban las otras selecciones. Una mesa concurrida y con ánimos dispares. Francamente, yo estaba muerta de cansancio, había terminado mi primer día en México y lo había vivido con mucha intensidad.
Algunos datos y cosas curiosas:
- Teotihuacan significa lugar de los dioses y fue puesto por los aztecas a lo que hoy es la Ciudad de Mexico, ya que al llegar encontraron ídolos precolombinos de los dioses que también ellos adoraban aunque con otros nombres.
- Un cartel comercial dice “FARMACIAS SIMILARES. Los mismo pero más barato”.
- En la puerta de una casa de empeño dice “Aceptamos CASI de todo”, no puedo evitar pensar ¿qué habrán querido empeñar que hizo necesaria tremenda aclaración? Muero por ir a preguntar.
- Como la gente viaja muuuuuuyyyyyy apretada en la hora pico del Metro las mujeres suben en los primeros vagones y los hombres en los de atrás. ¿Qué tal?
Me encantó esto del blog, es más ameno de leer que los mails, las fotos ayudan, y está bueno esto de dejar comentarios. Lo vas alimentando seguido, por lo que veo.
ResponderEliminarTraéte las muñecas articuladas esas, capaz que de barro son más baratas que las Barbie, digo para regalarles a nuestras sobrinitas.
No te dio miedo todo eso del sótano y los inframundos? Es bastante tétrico, jaja.
Muy bueno lo de las farmacias Similares... acá había algo parecido, la farmacia del DR. Ahorro, creo que se llamaba...
Porfa andá a preguntar en la casa de empeño, no me quiero imaginar lo que les llevaron para vender...
Un beso grande, Diego (Holandes... no sé si en el comentario sale la identidad, je, sigo de pajuerano)